¿Creadores o víctimas?

¿Creadores conscientes de nuestras emociones o sus víctimas?

¿Me ocupo de mis emociones o ellas se ocupan de mí y me dominan? ¿Cuánto tiempo invierto cada día a entrenarme en generar intencionadamente las emociones que me benefician, benefician a otros y a la Vida? ¿En que pongo la atención? Vivimos en la sociedad del miedo. Lo alimentan cada día los noticieros, las conversaciones, y nosotros mismos con nuestra forma de percibir. De miedo derivan ansiedad , preocupación excesiva, rabia, juicios, impotencia, un gran universo de emociones adversas.

No quiero decir que no sea lícito sentir el miedo o que no tenga sentido. En algunas situaciones el miedo nos hace huir de los peligros presentes, quedarnos en quietud, protegernos o luchar por salir adelante. Este miedo es nuestro aliado y desaparece cuando se desvanece la amenaza real. Pero cuando el miedo y las emociones que derivan de él dominan nuestras vidas, es la señal de que en algo nos estamos equivocando y algo hemos de aprender, algo de cambiar. ¿Podemos cambiar el miedo por cierta dosis de prudencia?

Las emociones beneficiosas que crean armonía, bienestar interior, la salud y nos honran como humanos siguen disponibles en nuestro interior. La naturaleza nos ha equipado con el potencial de crearlos cada día y usarlos. Son las emociones que derivan del amor: aprecio, gratitud, compasión, ternura, admiración, aceptación, confianza, paz, plenitud. Y hay un océano de motivos para activarlas y sentirlas. Nos hemos vuelto muy diestros en crear el miedo. ¿Podemos adquirir la misma destreza en generar el Amor ? El miedo sirve para sobrevivir, el Amor nos da alas para VIVIR. Hablo del Amor básico a la vida, y por ende a ti mismo, a ti misma.

Hagamos un experimento ahora: presta atención a como te sientes ahora, conecta con la respiración, profundízala un poco, pon las manos en el centro de tu pecho, el corazón. Siente la zona, inspira profundamente hacia y desde el corazón durante 2 minutos. Acoge todas las emociones que sientas en el memento, sin excepción, dale el espacio al miedo también. No reprimas nada. Tomate tu tiempo. Y ahora piensa en solo tres razones presentes en tu vida, tres bendiciones por los cuales puedes y quieres decir GRACIAS y sentirte verdaderamente agradecida. Deja que el sentimiento de gratitud llene tu corazón y todo tu ser. Inspira la gratitud… Espira la gratitud…

De momento con 5 minutos basta. Quizás mañana puedas añadir un minuto más, y pasado mañana otro… Observa cómo te sientes con la gratitud llenando tu corazón. ¡Vale la pena! Los científicos han demostrado que un entrenamiento diario en gratitud mejora de forma significativa los parámetros de salud, aumenta la calidad de sueño si se hace antes de dormir, amplifica la bondad dentro de uno y fuera y ¡cambia vidas!
¡Gracias por confiar en tí!
¡Gracias por VIVIR!

Renata Grzebielucha

Entrenadora emocional.